
David Bisbal volvió a demostrar en Barcelona por qué es uno de los grandes nombres del pop español en directo. En el Palau Sant Jordi, el artista ofreció un show de alta intensidad, marcado por la entrega física, la precisión vocal y una puesta en escena pensada para acompañar cada canción sin distracciones.
Con su smoking negro, David Bisbal se presentó como un auténtico maestro de ceremonias, guiando el espectáculo con presencia y control escénico. Sostuvo una energía constante, combinando canto exigente y virtuosismo en el baile. El escenario, atravesado por una escalera central y una alfombra roja, le permitió un movimiento continuo de arriba abajo, reforzando una dinámica escénica muy activa. Detrás, una banda en formato orquesta de más de diez músicos aportó solidez y potencia sonora, con un trabajo destacado en percusión, guitarras, teclados y bajo, sosteniendo el espectáculo con precisión y cuerpo.

El concierto comenzó con Navidad junto a Ti, dando paso a un primer bloque marcadamente navideño. Seguida mas adelante por Blanca Navidad, Jingle Bell Rock y Navidad sin Ti. Varios de estos temas forman parte de su álbum Todo es posible en Navidad, publicado en 2024 y eje conceptual de esta gira.
Siempre Te Recordaré (Always On My Mind), la versión en castellano del clásico popularizado por Elvis Presley se integró con naturalidad. Yo sin ti marcó uno de los momentos más emotivos de la noche, con un homenaje explícito a Marco Antonio Solís. Al finalizar, Bisbal miró al cielo y lanzó un beso.
Con Mi Princesa, el vínculo con el público se intensificó. En el estribillo agregó:
“Acompáñame Barcelona en el viaje, que volar solo no puedo”
Se acercó al público, que lo retuvo en la parte final del tema. El Palau respondió con un canto sostenido y el clásico “David, David, David”. Al cerrar la canción agradeció diciendo :
“Un verdadero cantar en este templo de la música y del deporte, un honor. Los quiero mucho Barcelona”.
Antes de Si tú la quieres, anticipó “Digo yo que hay que moverse un poco”. Las butacas dejaron de importar. “A ver cómo canta mi gente en Barcelona”. El público respondió cantando cada parte de la canción.
En A partir de hoy recorrió todo el escenario, girando y bailando sin pausa. “Buenas noches mi gente siente es un placer estar aquí Barcelona”.
La intensidad volvió a subir con Lloraré las penas, una de las performances más exigentes a nivel físico y vocal. Con Bulería llegó uno de los picos del show: giros constantes, percusión potente y una orquesta que sonó sólida y precisa. Al finalizar, dijo:
“Aquí empezó mi carrera en Barcelona, muchas gracias por su aplauso, es la inspiración más grande que un músico puede tener. Os quiero. David Bisbal, muack”.
Tras la canción, el público continuó aclamándolo durante varios segundos.

Los peces en el río dejó otro momento de conexión total. Bisbal marcó los coros, pero el público asumió también las estrofas completas. La intro de guitarra española tuvo un peso especial.
“Quién me diría a mí que en uno de mis conciertos se iba a escuchar una canción que dice así:”. El canto fue inmediato. “Te quiero Barcelona”.
Siguieron Burrito Sabanero y finalmente Ave María, que funcionó como cierre definitivo del repertorio.
El Palau Sant Jordi respondió de principio a fin. No hubo tramos tibios ni desconexión. El público acompañó cada gesto, cada invitación a cantar y cada desplazamiento por la alfombra roja. La puesta fue clara, la banda sostuvo el pulso del show y David Bisbal mantuvo el control absoluto del espacio. Un concierto pensado para celebrar, reunir y reafirmar un vínculo que en Barcelona sigue plenamente vigente.
Valoración de MgzMag
David Bisbal en el Palau Sant Jordi fue energía, entrega y virtuosismo escénico. Cantó y bailó sin descanso, recorriendo el escenario con control absoluto del espacio y una intensidad sostenida de principio a fin. Cada desplazamiento, cada giro y cada pausa estuvieron al servicio de la interpretación.
La banda, con más de diez músicos, sostuvo el espectáculo con un sonido potente y preciso, donde la percusión, las guitarras y los teclados aportaron cuerpo y dinámica constante. No hubo fisuras: voz firme, ejecución sólida y una conexión directa con el público que respondió en todo momento.
Balance: un directo contundente, físico y bien ejecutado, que confirma a David Bisbal como un artista total sobre el escenario y deja al Palau Sant Jordi completamente entregado.
Redacción MgzMag
Nota editorial
Los diálogos transcritos reflejan con fidelidad la voluntad y el mensaje del artista, aunque pueden no ser textuales en su totalidad. En MgzMag nos especializamos en crónicas inmersivas, donde recolectamos la mayor cantidad posible de emociones sensoriales, atmósferas y momentos clave para ofrecer una experiencia cercana a estar ahí. Lo mismo ocurre con los setlists: en algunos eventos no se reciben oficialmente o el artista modifica el orden del mismo en tiempo real, por lo que la reconstrucción se basa en la observación directa del cronista y el cruce con los registros disponibles.
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PH Mariana Gomez Torres
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