
Los Sex Pistols lo dieron todo. Nada de nostalgia reciclada: distorsión, pogo y caos bien puesto. Vinieron a sacudir Barcelona en el marco de la segunda jornada del Cruïlla 2025 y lo hicieron. Bestial, sí, pero con estilo. Como si el tiempo no pesara y el punk todavía pudiera atravesarte el pecho.
Aparecieron en el escenario sin necesidad de anunciarse. Uno por uno, como figuras que ya no necesitan presentación. Primero Paul Cook, marcando el pulso como quien conoce el oficio. Después Steve Jones, sólido, seguro. Luego Glen Matlock, cerrando la formación. Se ubicaron. Recién entonces se colgaron los instrumentos. Sin show previo, sin intro grandilocuente. Punk ceremonial.
Y ahí sí: Frank Carter pisó el escenario. Energía controlada, mirada filosa, voz lista para desgarrar. “Come on, Barcelona”, lanzó como bienvenida, y el pogo se activó como si alguien hubiera tirado una piedra en un enjambre.
Pogos, OVNIS y distorsión
Una reina en la pantalla. El logo con los ojos tachados. Imágenes de archivo de la banda, amigos, enemigos, todo mezclado con estética 8mm y espíritu de provocación. A los costados, los amplificadores Marshall intervenidos en amarillo neón y magenta, replicando los colores sucios y vibrantes del Never Mind the Bollocks.
El sonido: en el punto exacto. Crudo pero nítido. Nada sobraba. Nada faltaba. Y Frank, al frente, convirtiendo el caos en conexión real. Durante New York, se alejó unos pasos y dijo: “Please, listen this fucking childs”, rindiendo tributo a los suyos. Más tarde, en medio de otro tema, se inclinó hacia atrás, escupió al aire y dejó que esa llovizna punk le cayera encima como una consagración sin catedral.
“Qué hermoso día… oh, perdón, qué maravillosa noche”, dijo entre risas. Lo suyo era total: energía, presencia y cero poses.
A esta altura, volaba de todo hacia el escenario: sombreros, botellitas de agua y objetos voladores no identificados. El pogo, inicialmente festivo, se había vuelto un tanto hostil en cierto sectores. Entendemos que esto es punk, sí, pero algunos parecían más interesados en golpearse que en disfrutar. Nada que el resto no supiera esquivar con estilo… but, el caos también tiene su precio.
Frank Carter lo pidió. Y el pogo explotó
En Bodies, llegó uno de los momentos más épicos. Frank pidió al publico abrirse en dos y dejar un espacio. Y lo abrieron. Él se metió como si fuera parte del ritual, sosteniendo la jirafa en una mano, apretando el micrófono en la otra. Caminó entre cuerpos como un patriarca punk abriendo las aguas con su bastón de felpa. Fue salvaje, fue poético, fue punk. Y volvió entero, que no era poco.

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Antes que todo esto pasara, Fermín Muguruza ya había prendido fuego el escenario. Su directo fue pólvora política, ritmo afilado y pogo sucio. El campo vibraba cuando los Pistols salieron. Horas antes, en otro escenario, St. Vincent ofreció un show performático que parecía escrito en otro idioma: eléctrico, físico, elegante. Terminaba cada tema en el suelo, enredada en cables como si hubiera sido absorbida por el instrumento. Una especie de exorcismo visual con estética glitch. ¿El detalle? Frank presencio el show minutos antes de subirse a tocar con los Pistols.
Himnos, solos y una canción de amor
En No Fun, Frank dijo: “Esta canción es para bailar”. Steve se despachó con un solo demoledor de más de dos minutos. Y luego, uno por uno, Carter los presentó: “I would like to introduce my friends of mine, is it ok?”. Cada uno respondió con un gesto o un fragmento, como una reverencia invertida a la vieja escuela.

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God Save the Queen fue coreado con furia colectiva. Frank soltó los No future al aire y dejó que el público lo gritara todo. Su cara, al escuchar la respuesta, era la de alguien que genuinamente no lo puede creer.
Y antes del final, My Way: “Una canción de amor, todo concierto de rock tiene una canción de amor”, lanzó con ironía.
Porque hasta el caos puede tener banda sonora romántica. El tema, inmortalizado por Frank Sinatra, fue también la canción que Sid Vicious reversionó con sarcasmo y rabia, convirtiéndola en un himno terminal del punk. Tocar My Way era —más que homenaje— rememorar el legado de Sid, con ese gesto entre la burla y la eternidad.
El cierre fue inevitable: Anarchy in the UK. Gritado, tocado, incendiado. Steve arrojó las últimas púas al público. “Muchas gracias. No me han quedado más”. Y luego, abrazo colectivo en el centro del escenario. Fin.
Reseña Final

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Setlist – Sex Pistols Ft. Frank Carter – Cruïlla 2025 Barcelona
- Holidays
- Seventeen
- New York
- Pretty Vacant
- Bodies
- Silly Things
- Liar
- God Save the Queen
- Satellite
- No Fun
- No Feelings
- Problems
- EMI
- My Way
- Anarchy in the UK
PH Mariana Gomez Torres IG @mgzmagculturavisual , IG @MgzLab . Visita nuestras redes para más contenido.
Nota editorial
Los diálogos transcritos reflejan con fidelidad la voluntad y el mensaje del artista, aunque pueden no ser textuales en su totalidad. En MGZMag nos especializamos en crónicas inmersivas, donde recolectamos la mayor cantidad posible de emociones sensoriales, atmósferas y momentos clave para ofrecer una experiencia cercana a estar ahí. Lo mismo ocurre con los setlists: muchas veces no se reciben oficialmente o el artista modifica el orden en vivo, por lo que la reconstrucción se basa en la observación directa y el cruce con registros disponibles.
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