
La sala entera era un suspiro contenido, una espera densa como el aire antes de una tormenta. El público, expectante, no parecía estar aguardando un show, sino una irrupción mágica. Y así fue: Los Tipitos aparecieron sin ornamentos, sin efectos, sin pantallas coreografiadas. Solo con un rugido colectivo convertido en mantra —“¡esta hinchada se merece, se merece rock and roll!”— y esa energía cruda de quienes llegan con las guitarras en alto y el corazón bien puesto.
«Hola, somos Los Tipitos y les traemos algunas canciones», dijeron con la misma simpleza con la que alguien te invita a compartir un mate. Y empezó el viaje: un arranque melódico y cálido con Flor Negra, Laberinto y Basta para mí, en el que ya se respiraba lo que sería el tono de la noche: conexión directa, sin filtros, sin poses.
“En el barrio de La Paternal, que se jacta de Maradona y de Walter … estas son postales de su barrio”, dijeron entre risas y ternura.
La complicidad estaba servida: entre Los Tipitos y su público no fluía una simple conexión, sino una historia compartida. Porque sí, se conocen de toda la vida —y se nota.

Energía arriba y el rock que pide pista
El bloque más eléctrico llegó con Vívelo, La Ley, Apostar al amor y Júrame. Entre cambios de guitarra y teclados que daban paso al sonido más crudo, el show empezó a girar hacia el rock a tope.
“Aparecieron las guitarras, vamos a hacer un poquito de rock. Se llama La ley de la ferocidad.”, advirtió Walter mientras se calzaban las Telecaster.
Y así fue: fuego, feedback y distorsión medida.
Algún “kilombito” o «problemita técnico»con la guitarra de Walter intentó colarse sin embargo lo resolvieron con humor, y el público no solo lo entendió, lo aplaudió. Para entonces ya no eran músicos sobre el escenario: eran colegas del alma, parte de un ritual compartido.
Celulares en alto, voces al unísono y el peso de las canciones
En Silencio, Walter bajó un poco la voz y dejó que el público se hiciera cargo. No fue un gesto simbólico: fue un momento de entrega real, casi un pacto tácito.
Después llegó Brujería, y con una sonrisa cómplice anunciaron:
“Es increíble, pero esta canción está cumpliendo 21 años”.
Y sin embargo, ahí estaba, intacta, vibrando como si hubiese salido ayer. Porque cuando las canciones son parte de tu vida, no envejecen: evolucionan con vos.
La intensidad subió con Sábados blancos, Silencio y Brujería.
«Nos siguen en las redes, ¿no? Bueno, ¡iluminemos con los celulares!», pidieron.
Y se iluminó. El Wolf se transformó en un mar de lucecitas, como un pequeño cielo invertido.
Canciones nuevas, hits y la frase que lo cambia todo
Con Labios mercenarios, Los Tipitos demostraron que no viven de la nostalgia. “Esta es la última canción que sacamos. Escuchen el disco entero. ¡Tómense el tiempo!”, pidieron con honestidad brutal. Palmas marcadas, estribillos coreados y el clásico «¡alto disco, escúchenlo!» que soltó Raúl como quien deja caer una carta ganadora. Acto seguido comenzó a sonar Mil Intentos.
Y de repente, una rareza: Siguiendo la luna.
“No nos gusta hacer canciones de otra gente, pero esta es una versión libre. Háganlo también ustedes: agarren una canción y háganla como se les cante”.
El consejo quedó flotando como un manifiesto de libertad creativa.
Apagón emocional, guitarras en llamas y final de película
La recta final fue una montaña rusa: Algo vino con aviso incluido (“noche accidentada, después vienen Estelares, ¡a ver si nos despabilamos!”), y Se te nota explotó todo. El público saltó, cantó, y Walter compartió coros con el micrófono como quien reparte abrazos. Vuelan púas, las Telecaster de Walter y Raúl echaban chispas y las bases de Fede con el bajo son demoledoras.
Pero aún quedaba más. “Una más y no jodemos más”, rogaba el público. Campanas en la noche sonó como una última copa antes del cierre.
“Treinta y pico de canciones… y qué orgullo formar parte del cancionero argentino”, reflexionó Walter.
Y cuando parecía que todo terminaba, dejaron los instrumentos para Ex, y lo convirtieron en regalo: coreografía incluida, desparpajo y emoción para cerrar con humor y calidez. “Ojalá se vayan con el corazón lleno, como nosotros”, dijeron.
Durante todo el show, entre tema y tema, se les escapaba la misma frase: “Ya siguen los Estelares”. Y no era solo una muletilla: era una forma de pasar la posta con cariño. Tanto así que, terminado su set, se vio a Raúl entre el público, coreando y disfrutando el show de la otra banda como un fan más. Y cuando Estelares cerró, Los Tipitos volvieron a escena para una última selfie grupal. Un gesto que no fue solo para las redes, sino para sellar la camaradería, el respeto y la fiesta compartida entre músicos y público.
—Redacción @mgzmagculturavisual
Setlist completo — Los Tipitos en Wolf Barcelona, 5 de junio de 2025
- Flor Negra
- Laberinto
- Basta para mí
- Vívelo
- La Ley (de la ferocidad)
- Apostar al amor
- Júrame
- Sábados blancos
- Silencio
- Brujería
- Labios mercenarios
- Mil Intentos
- Siguiendo la luna
- Algo
- Se te nota
- Campanas en la noche
- Ex
Para Escuchar

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