
“Parece que estamos en la calle Barcelona… parece una calle de Buenos Aires.” Con esa frase, apenas dado el “Buenas Noches, Barcelona”, Diego Torres redefinió el espacio. Lo que era un show en Razzmatazz 2 se transformó, en segundos, en un reencuentro emocional, en una calle compartida entre ciudades y memorias. Y lo que siguió fue «un puente» como le mencionó a su público. No uno literal, sino uno hecho de música, lugares, emociones, recuerdos, letras.

Conexión total en todo momento
Desde Deja de pedir perdón, quedó claro que la gira Mejor que ayer no venía a reciclar viejos hits. Venía a sostener. Venía a hablarle al presente desde canciones que ya «no tienen fecha de vencimiento», como él mismo dijo. Cada comienzo y cada final de tema fue una excusa para conectar, para mirar al público, nombrarlo, entenderlo.
“Veo niños que no son tan niños… y niñas que no son tan niñas”, lanzó con humor, evidenciando el carácter generacional y transversal de su repertorio.
En La última noche se animó a un giro flamenco que desató la ovación. Con Color Esperanza llegó el delirio colectivo. La sala entera la cantó. Al terminar, el público estalló con un: “Ole Ole Ole , ¡Diego, Diego!” Él respondió al instante: “¡Ahí está la barra brava!” Y como quien baja un cambio con verdad, soltó:
“Yo no vengo a hacer un show… vengo a visitarlos.”
En esa visita, no faltó la reflexión. Habló de quienes “abrieron camino con sus sueños”, y por ello antes de tocar Sueños dejó una de las frases más potentes de la noche:
“Las canciones no tienen fecha de vencimiento. Ese es el poder mágico de las canciones.”
En Penélope, antes de cantarla, agradeció a Serrat, dijo que le hubiera encantado cantarla con él tomándose un vino. Lo que siguió fue una versión jazzera, vocal, sensible, con un solo de trompeta nostálgico y un teclado que la volvió casi celestial.
En Dejarlo todo afuera, Diego compartió un dueto explosivo con la corista Magalí, entre bailes, altos vocales y coros brillantes. Al terminar, se abrazaron sabiendo que la rompieron. No había nada que agregar.
También hubo humor y cariño: cantó un feliz cumpleaños a una fan del público, nombró uno por uno a todos los países presentes en la sala. El carisma fue total: nadie quedó afuera.
Hacia el final, se tomó el tiempo para presentar a cada integrante de la banda rapeando al mejor estilo términos y condiciones de una propaganda de televisión , uno por uno: Batería: Pablo Serrano, Trompeta: Carlitos Huerta, Guitarras: Daniel Escudero, Percusión: Pedro Pablo, Bajo: Gonzales, Coros: Magali Bachor y David, Teclados: Pablo. También mencionó a ingenieros, sonidistas y técnicos de luces. No dejo a nadie, Diego los trajo a todos, para que el show sea perfecto. Un artista de primer nivel.
Que esta noche no termine nunca
Cerró con Mejor que ayer. Pero el público no quería que se terminara. Gritaban el clásico: “una má y no jodemo má”, y volvían a corear “Ole Ole Ole , Diego, Diego”. La banda representados por el bajo y la batería, apoyando al público, se sumaron al pedido con ritmo. Parecía que se iba. Pero volvió.
Y entonces, como si cerrara un círculo, dijo que todo eso le recordaba a sus comienzos en el Gran Buenos Aires, cuando los shows eran a la distancia pero con puro contacto humano. Y remató con un
Quiero volver más seguido … porque las canciones son un puente.
Al finalizar el show dijo unas últimas palabras de agradecimiento. Se emocionó. Se le quebró la voz. Sus músicos lo abrazaron. Y el público lo retuvo hasta el final.

Lo de Diego Torres es otra cosa. Tiene una vibra que te envuelve, una energía que no decae y una buena onda tan genuina que hace imposible no conectar.
Mariana XoXo
Set List
Mejor que Ayer Tour – 14/04/2025, Razzmatazz 2 , Barcelona
- Deja de pedir perdón
- Cantar hasta morir
- La última noche
- Alba
- Color Esperanza
- Sueños
- Abriendo caminos
- Andando
- Guapa
- Penélope
- Las leyes de la vida
- Tratar de estar mejor
- Dejarlo todo afuera
- Amuleto
- Déjame estar
- Un poquito
- Tal vez
- Mejor que ayer
Reseña Final

Sonido
Claro, cálido y sin estridencias. Cada instrumento ocupó su espacio sin invadir al otro, y la voz de Diego se mantuvo al frente toda la noche, con momentos de sutileza y potencia bien controlada. El sonido no abrumó: acompañó el relato.
Banda en escena
Una banda que no ejecuta: interpreta. Todos aportaron personalidad sin robar foco, y se notaba la complicidad entre ellos. Magalí y David en coros se lucieron, no como soporte, sino como protagonistas en varios tramos clave del show.
Sala y ambiente
Razzmatazz 2 funcionó como caja de resonancia emocional. Sin pantallas, sin coreografías, sin efectos. Solo luces bien usadas y un uso inteligente del silencio. La proximidad con el público convirtió el show en algo casi doméstico, sin perder fuerza.
Lista de temas
Una selección quirúrgica: clásicos, gemas ocultas y novedades que dialogan con el presente. Cada tema estuvo ahí por algo. Tratar de estar mejor, Penélope, Sueños, Dejarlo todo afuera y Mejor que ayer marcaron picos distintos en intensidad, emoción y entrega.
Conexión con el público
Lo que pasó entre Diego y el público no se puede ensayar. Cada interacción, cada frase entre canciones, fue sincera y específica. Nombró países, lugares, artistas, personas, cumpleaños. Y el público respondió con devoción, cantando todo, como en una ceremonia compartida.
Artista Invitado
No hubo artistas invitados en Razzmatazz 2. Y no hicieron falta. El verdadero invitado de lujo fue su público, que Diego hizo sentir protagonista desde el primer acorde hasta el último aplauso.
Energía general
Fue una entrega constante, sin altibajos forzados. Incluso en los temas lentos, la energía emocional fue altísima. Y al final, cuando parecía que todo terminaba, volvió con más. Diego no quiso soltar, y el público tampoco. Nadie quería que la noche se acabara.
Fotografías: Mariana Gómez T IG @MgzMagCulturaVisual y IG @mgzlab
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