Quien los vio en Glastonbury lo sabe: Madness no da conciertos, da clases magistrales de cómo levantar multitudes sin despeinarse el bombín. Con más de cuatro décadas a sus espaldas y una energía que no se negocia, los pioneros del 2-Tone británico aterrizan en el Alma Festival Barcelona para poner patas arriba el Poble Espanyol este 4 de julio.
Madness nació cuando ser joven en Reino Unido era sinónimo de desempleo, rabia contenida y ganas de decirlo todo bailando. Ellos no pidieron permiso: tomaron la escena con sus trajes a rayas, sus letras afiladas y un sonido que rompía esquemas. Si los Sex Pistols eran la protesta en bruto, Madness era la ironía inteligente que venía con paso de ska y ritmo infeccioso.
Formados en Camden Town a fines de los 70, Madness es mucho más que Our House o Baggy Trousers. A lo largo de más de cuatro décadas, construyeron un repertorio que se mueve entre la euforia del ska más clásico y el refinamiento pop de himnos como It Must Be Love, House of Fun o Wings of a Dove. Su sonido, inconfundible desde los primeros acordes, evolucionó sin perder identidad: agregaron arreglos más melódicos, teclados brillantes y líneas de viento contagiosas que los convirtieron en una banda transversal —capaz de hacer saltar tanto a punks como a padres con corbata—.
Temas como Night Boat to Cairo o Embarrassment siguen sonando con la misma fuerza que en los 80, no por nostalgia, sino por esa capacidad que tienen de capturar emociones cotidianas y transformarlas en celebraciones bailables. Madness no solo sobrevivió a modas y décadas: las atravesó con estilo propio, reinventándose sin traicionar su esencia. Su discografía es una enciclopedia del pop británico hecho con alma, calle y una pizca de locura perfectamente calculada.
Alma Festival
Su directo es una coreografía de caos perfectamente orquestado: saxos que rugen, teclados que parecen salidos de una peli de Guy Ritchie y un Suggs que sigue siendo el frontman más cool del Reino Unido.
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Porque hay bandas que suenan bien. Y después está Madness: los que hacen que el escenario vibre, el público salte… y la ciudad entera quiera vestirse de traje.
No es solo un concierto. Es un acto de resistencia elegante, una noche para bailar con historia y desobedecer al aburrimiento. En tiempos de algoritmos, Madness sigue siendo orgánicamente salvaje.
Este 4 de julio, no vengas solo a mirar: ven a sudar, cantar y vivir el tipo de locura que hace bien.
Para Escuchar
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Imagen sitio web oficial de Alma Festival
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