Con las emociones al rojo vivo y una sala hasta el techo, Marlena volvió a demostrar que lo suyo no es solo música, es catarsis. El público no esperó ni un compás para entregarse, y la banda tampoco para arrasar. Lo íntimo, lo eléctrico y lo colectivo convivieron sin fricción. Lo que pasó en Razzmatazz no fue un show: fue una descarga emocional sincronizada.
El show formó parte de la programación del Festival Guitar BCN y contó con la producción de The Project *, responsables de una puesta impecable que acompañó la intensidad del directo sin robarle protagonismo a lo esencial: la música y la conexión con el público.
A «todo» y a «pleno» Pulmón desde el minuto cero
La noche empezó con un estallido: bajo, guitarra y un solo de batería que irrumpió como un torbellino antes de que Carolina y Ana pisaran el escenario. El baterista, dueño absoluto del tempo, dejó claro desde ese primer golpe que aquello no iba de escenitas, sino de música de verdad, de la que sacude. Entonces sí, entraron ellas, y abrieron la noche como se canta a pleno pulmón.
Desde el minuto cero, el público se volvió loco. Cada nota, cada acorde y una voz al límite eran una descarga emocional colectiva. “Fecha de curiosidad”, “Formas de hablar” y “¿Cómo t va?” llegaron en ráfaga, y fue con esta última cuando se vivió uno de los momentos más épicos de la noche: una multitud cantando al unísono, como si cada verso fuera propio, como si doler en grupo fuera una forma de cura.
Pero si hablamos de energía, el pseudo punk de “Échame la culpa” se llevó el premio al desahogo rítmico. Guitarras afiladas, una base contagiosa y ese toque irreverente que rompió cualquier intento de quedarse quieto. Fue uno de esos temas que se viven más con el cuerpo que con la cabeza.
Y entonces llegó el momentazo de la noche: cuando The Tyets subieron al escenario para cantar “Estaré millor demà”. La sala estalló. Ese himno compartido explotó como un abrazo colectivo, con el público desbordado entre saltos, gritos y emoción desatada. Los integrantes de ambos grupos cantando y saltando de un lado hacia el otro del escenario desataron la euforia.
Después, llegó uno de los pasajes más íntimos y emotivos del concierto: “Último baile”. Fue el instante en que la banda se acercó cara a cara con el público, casi sin barreras, como si la canción necesitara ese contacto directo para existir. Una pausa delicada en medio del frenesí, donde lo emocional tomó el centro del escenario y todo se volvió piel, mirada y silencio compartido.
También sonó “Te vas a inventar”, con una notita escrita a mano que parecía recordar que no hay que olvidar de dónde vienen las canciones.
Y entonces pasó lo inesperado: Marlena bajó del escenario y Red Flags explotó en medio del público. Sin luces, sin distancia. Solo ellas, rodeadas de gente que no podía creer lo que estaba viviendo. Gritando desde el corazón, entre teléfonos alzados y miradas de incredulidad, convirtieron Razzmatazz en una trinchera emocional compartida. Fue verdad, fue piel, fue inolvidable.
Fue exorcismo, fue comunión, fue grito compartido. A veces pop, a veces rabia, siempre verdad.
Y cuando creíste que ya estaba todo dicho, llegó “Bailamorena”. Y ahí sí: delirio y ese final que te deja con la voz rota y el pecho lleno.
Setlist – A Pleno Pulmón Tour – Barcelona
- A pleno pulmón
- Fecha de curiosidad
- Formas de hablar
- ¿Cómo t va?
- No te deseo lo peor 🙂
- Échame la culpa
- NSDS
- Amor de verano
- Quédate a dormir
- Sintigo
- Gitana
- Estaré millor demà (ft. The Tyets)
- Último baile
- Te vas a inventar
- Me sabe mal
- Red Flags
- Bailamorena
Reseña Final
Sonido
Puro, directo y sin filtros. Marlena sonó con una claridad impecable, manteniendo ese equilibrio perfecto entre emoción y contundencia. Las guitarras y bases electrónicas sostuvieron cada tema con intensidad, y la voz de Ana —rota en los momentos justos, afilada cuando lo pedía el show— fue el hilo conductor de una noche que se sintió en carne viva.
Banda en escena
Aunque Marlena es un dúo, lo que se vio en escena fue un proyecto sólido, que funciona como bloque. Carolina en los sintes y la dirección musical, Ana al frente con una entrega escénica total: cada gesto, cada nota y cada pausa estuvieron cargados de intención. Nada fue impostado. Todo fue real.
Sala y ambiente
Razzmatazz 1 estaba hasta arriba desde mucho antes del primer acorde. El público entró entregado y respondió con euforia desde el primer tema. Se vivió como un reencuentro emocional masivo, con fans cantando cada palabra como si las hubieran escrito ellos mismos. Increíble el confeti que se arrojó para darle más color al show.
Lista de temas
Un recorrido que combinó hits, emociones y baile, sin bajar la intensidad. De “A pleno pulmón” hasta “Bailamorena”, pasando por momentos clave como “¿Cómo t va?” —que se volvió colectivo y catártico— y “Estaré millor demà”, donde la aparición de The Tyets convirtió la sala en una fiesta de comunión absoluta.
Conexión con el público
Total y constante. Desde los primeros minutos hubo contacto visual, cercanía física y emocional. El momento de “Último baile” fue íntimo y cargado de verdad: Ana bajó la energía para cantar casi cara a cara con la gente, generando uno de los clímax más emotivos de la noche.
Artista Invitado
La noche arrancó con Tamara Valverde como artista soporte. Con un tono íntimo y una honestidad desarmante, fue desgranando un repertorio de canciones tristes con tanto humor como sensibilidad. “¿Alguien tiene pañuelos?”, preguntó entre risas, mientras el público ya empezaba a conectar con esa vibra de vulnerabilidad compartida que marcaría todo el concierto.
Energía general
Una hora y media sin fisuras. Marlena no ofreció solo un concierto, sino una experiencia emocional completa. Lo suyo fue cantar desde las entrañas y dejar que el público hiciera lo mismo. Una noche que se vivió entre emociones, sonrisas, saltos y silencios que también decían mucho.
Mariana XoXo
Fotografías: Mariana Gómez T IG @MgzMagCulturaVisual y IG @mgzlab
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