
Las apps de citas están en declive. Tinder pierde usuarios, Bumble cae en bolsa y el entusiasmo general se evapora. Después de años de swipe compulsivo, el algoritmo aburre, la experiencia desgasta y la conexión real escasea. En este contexto, surge una tendencia que parece sacada del pasado pero con sed de futuro: el regreso al IRL (In Real Life). Conocer gente en la vida real vuelve a ser no solo viable, sino deseable.
Durante más de una década, el amor —o su parodia digital— se buscó deslizando un dedo. Tinder prometía matches, Grindr ofrecía inmediatez, Bumble invertía los roles, y Hinge soñaba con que borres la app (spoiler: nadie lo hizo). Pero algo cambió.
Las cifras hablan por sí solas: muchas plataformas han perdido usuarios de pago, el tiempo promedio en la app cae, y las valoraciones en bolsa ya no hacen latir ningún corazón. El modelo de negocio del amor parece estar en crisis, y no porque la gente haya dejado de buscar, sino porque se hartó de buscar así.
Fatiga del swipe. Porque una conexión humana no debería sentirse como scrollear un catálogo de carne. Porque estar en cinco apps al mismo tiempo no garantiza amor, solo ansiedad digital.
La trampa del algoritmo. Es irónico que las plataformas que prometían “más opciones” terminen mostrándote siempre lo mismo: perfiles clónicos, bios calcadas, estética de filtro y un bucle eterno de decepciones.
Citas como trámite. ¿Cuántos cafés fríos, risas forzadas y silencios incómodos se necesitan para decir: “basta”? La espontaneidad fue reemplazada por la logística. Y la logística mata el misterio.
El hartazgo emocional. Ghosting, breadcrumbing, zombing. El diccionario afectivo post Tinder parece escrito por Stephen King. En lugar de enamorarnos, nos estamos entrenando para sobrevivir emocionalmente.
Y entonces, como un acto de rebeldía vintage, la gente empieza a mirar alrededor. Literalmente.
En un bar, en una librería, en una fiesta. IRL: In Real Life. El nuevo viejo lugar donde conocer a alguien.
Volver al IRL no es solo una moda, es un gesto político, casi punk. Un retorno a la corporalidad, al cruce de miradas no mediadas por pantalla. Es el regreso del roce, de lo no planificado, del error hermoso.
Y como en todo buen revival, el IRL también se reinventa. Aparecen nuevas fórmulas: fiestas con host, candados y llaves, si , las famosas LOCK & KEY Parties. A las mujeres les dan un candado, a los hombres una llave ¿El objetivo? Encontrar tu match probando combinaciones con desconocidos.
Parece un cruce entre Eyes Wide Shut y The Sims, con menos orgía y más timidez millennial. Una especie de roleplay absurdo donde lo físico vuelve a tener sentido. Donde la risa incómoda y el contacto visual hacen más que cualquier algoritmo.
Es teatro, sí. Pero también es cuerpo. Es humor. Es algo que ni el mejor filtro puede replicar.
Tal vez no estamos dejando de creer en el amor, solo estamos desconectándonos del WiFi para buscarlo. Tal vez el futuro del romance no esté en el próximo update, sino en apagar el teléfono.
Mariana XoXo
Imagen Portada : Pinterest
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