
Tom Ford
Sin experiencia en diseño, pero con una marcada obsesión por la perfección y un gran conocimiento del producto, consiguió alzarse como uno de los creativos más relevantes de las últimas décadas.

Firme defensor demócrata y votante de Hillary Clinton, como diseñador se ha posicionado en contra de las políticas de Donald Trump y se ha negado a prestar ropa a la primera dama, Melania: “Me pidieron vestirla hace algunos años y rechacé. No representa mi imagen. Además, y más allá del hecho de que soy demócrata y de que voté por Hillary, creo que ninguna debería llevar mis prendas, son demasiado caras”, confesaba en un talk showamericano.
Pero esta no es la primera controversia de un diseñador que ha hecho de su nombre sinónimo de provocación:

EL PORNO CHIC
En los noventa Tom Ford aterrizó en un Gucci que languidecía en la irrelevancia. Todo era marrón, redondo y blanco.
Tom Ford no fue el primero en descubrir que el sexo vende, pero probablemente sí el que extrajo más partido del concepto. Con cada colección y campaña fue elevando la temperatura hasta llegar a la cúspide erótica de la historia de la moda: cuando afeitó el vello púbico de Louise Pedersen con forma de la ‘G’ de Gucci para su campaña primavera-verano 2003. Una estrategia que no decayó con su salida de la marca y que adoptó como enseña de su firma homónima.

Esta sexualización le ha valido las críticas más enfurecidas y sonoras de su carrera. Ha recibido ataques por varios frentes: los garantes de la moral le han denunciado recurrentemente por sus campañas explícitas. El feminismo, por su uso de la mujer como objeto. Él se ha intentado defender: “También me gusta cosificar a los hombres, pero la cuestión es que en nuestra cultura no puedes mostrar la desnudez masculina de la misma manera que la femenina. Nos sentimos muy cómodos con una cultura que explota a las mujeres y no a los hombres. Aunque yo no lo considero explotación de ninguna manera”, se excusaba en una entrevista en The Guardian.
LAS CURIOSAS PREFERENCIAS
Polemizador profesional, suele colar perlas virales en todas sus entrevistas. “Me gusta la gente con un toque de suciedad”, revelaba en 2004 en la revista GQ,“no quiero decir que quiera meterme entre las piernas de alguien y encontrar moscas zumbando por ahí… Debería estar limpio. Pero no hay nada peor que besar o abrazar a alguien y que huela a desodorante. El olor del cuerpo es una cosa maravillosa”.

EL ABORTO
Aunque quizá uno de los debates más peligrosos que sobrevuelan su obra sea el que se desató tras el estreno de su segunda y última película hasta la fecha, Animales nocturnos (2016). En la cinta, Amy Adams recibe el manuscrito de la novela de su ex, Jake Gyllenhaal, una cruenta historia de violencia con la que el escritor alcanza su catarsis personal. Una especie de venganza que rumiaba desde hace años por el dolor que le provocó su mujer. ¿La causa? Se descubre al final (atención spoiler), ella decidió abortar sin consultar a su pareja y él quedó devastado. “Un momento, ¿ha hecho una película criticando el aborto?”.

Fotos: Tom Ford.
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