No hay atuendo femenino sin su correspondiente cartera o bolso. Su finalidad es tanto práctica como estética, y las hay para infinidad de usos en uno u otro sentido.
El tamaño de la cartera siempre debe guardar relación con el tamaño de la persona, ya que una cartera de tamaño maxi llevada por una mujer pequeña hará notar especialmente la desproporción y el accesorio prevalecerá sobre la persona. Lo mismo ocurrirá con una cartera pequeña en una persona muy corpulenta. En atuendos especialmente formales y de etiqueta las carteras deben ser pequeñas, pero tengamos cuidado siempre en la proporcionalidad mencionada.
Dado que la cartera suele ser un punto de atención en la imagen externa, especialmente con los modelos actuales tan coloridos y accesorizados, debemos prestar atención al punto de nuestro cuerpo sobre el cual caen. Si deseamos disimular caderas anchas, evitemos que la cartera se apoye sobre éstas, o si deseamos distraer la atención de una cintura abultada la cartera deberá alejarse de ésta.
La moda actual permite e impulsa llevar una cartera de color distinto al del calzado; sin embargo siempre debemos cuidar que su color y textura sí se lleve bien y complemente el atuendo general o esté dentro de su gama de colores. En atuendos formales o de etiqueta, es preferible que cartera, zapatos y cinturón sean del mismo color y materiales.
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